Editorial
Publicar una revista es una enorme responsabilidad. Más de una vez ha venido gente a pedirme que escriba acerca de alguna injusticia o depredación ambiental que afecta a toda la comunidad, y he tenido que dar un paso atrás y pensar, “¿De verdad me quiero involucrar?”. Frecuentemente la respuesta es “por ahora, no”. Fue necesaria una clausura ciudadana, liderada por la Asociación de Hoteleros, de la construcción de La Ballena en Zicatela para que yo me interesara en lo que sucedía en la Zona Federal. Y una vez que estuve adentro, no hubo salida.
El surf es lo que hace a Puerto sobresalir de entre otros destinos de playa en México. Es la clave del turismo en nuestra ciudad y la manera en la que Puerto se promociona en México y en el extranjero. En septiembre los hoteles en Zicatela, Colonia Santa María y La Punta que atienden a surfistas experimentaron una ocupación del 100%, principalmente por parte de australianos. Ellos vienen a México únicamente a surfear Zicatela. Si algo le pasara a nuestras famosas olas, el turismo internacional moriría y una vez que la súper carretera esté construida Puerto se convertiría en tan sólo un pueblo de fiesta para los chavos de Oaxaca y Puebla.
Lógicamente, uno pensaría que todo el mundo en Puerto: extranjeros y mexicanos por igual, tendría interés en proteger las playas. Es chocante encontrar que no es el caso. Uno oye rumores de hoteles que por abajo del agua descargan sus aguas negras al océano a mitad de la noche, y, más abiertamente, algunos concesionarios federales que hacen construcciones permanentes con cemento reforzado en plena violación de las leyes federales que protegen la playa.
Barbara Joan Schaffer
Editora y directora
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